Desde el feliz lujo de una España que se permite silbar a su himno nacional, a su Príncipe y a su bandera; hasta la excelsa evolución del espíritu inglés, donde en cualquier supermercado puedes comprar papel higiénico para limpiarte el culo con la Union Jack, símbolo de todas las victorias de ese pueblo orgulloso e indomable; está la habilidad de Aguirre, que una vez más, ha logrado escurrir el bulto de sus mentiras sobre el terrible déficit de la Comunidad de Madrid, lanzando el burdo anzuelo de las 'pitadas', y todos, han picado en él. Pero sinceramente, ni que decir tiene que más responsabilidad hay en la actitud complaciente de las autoridades deportivas y políticas...
Y, días después, llegó la limosnita que ha pedido Bankia, de 24.000 millones de euros, es decir, más del doble de los recortes aprobados para sanidad y educación. Pese al aparente enfrentamiento político, en las reformas financieras siempre ha habido cierto grado de complicidad entre PP y PSOE. No cabe duda que el Estado de derecho español es actualmente un Estado de partidos.
Este bochornoso rescate histórico de la banca privada con dinero público, que en países como Irlanda, llevó, y por menos, a su intervención; ha sido definido por el Presidente del Banco Europeo, Mario Draghi, como de "la peor de las maneras de actuar del Gobierno". Finalmente, y con sorprendente pundonor y una honradez que dice mucho a su favor, el hasta ahora Presidente del Grupo financiero rescatado y a la sazón ex Director-Gerente del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato, ha dicho en voz alta el pensamiento de la mayoría "le parece mal rescatar Bankia con dinero público".
Pero lo que realmente nos 'anuló' a muchos, fue el ERE de UGT, que fulmina su discurso sindicalista. El sindicato socialista por antonomasia ha presentado un ERE para despedir a 36 de sus 140 trabajadores en Madrid, y otro tanto ha hecho la Federación Socialista Madrileña, pero en este caso, con un ERE temporal, amparándose en la reforma laboral de Rajoy, que han votado en contra. Y, es que ya se sabe, en casa del herrero, cuchillo de palo.
José María Hernández García