Parece que el Papa Francisco entona su propia 'renovatio ecclesiae' y dice aquello que todos quieren escuchar, y emulando al dominico Savonarola, lanza pasionales sermones contra la corrupción de 'su' propia Iglesia y de las instituciones políticas, y no tanto contra los vicios y los desmadres que presiden las sociedades actuales, sino más bien al contrario. Savonarola acabó sus días en la hoguera condenado por hereje en 1501.
En este orden de cosas, el cinismo de los regidores políticos parece correr como la pólvora. Si no cómo se explica que muchos que podrían dignarse desempolvar sus uniformes pretéritos, que envueltos en naftalina guardan recuerdos estelares de su fe; se apoltronen bajo siglas que están en las antípodas ideológicas propias y familiares.
Creo que las personas no cambian, realizan mejores actos cuando quieren conseguir algo. Y así, nuestros Ministros se afanan en expandir el bulo de subidas de pensiones, cuando en realidad hablamos de un mísero 0,25% garantizado, que si bien es cierto no es bajarlas, es, en ocho años, una considerable pérdida de poder adquisitivo...lo que es casi peor.
A diestro, y mucho a siniestro, el cinismo de la clase política es asombroso. Se suben impuestos a los particulares, y se bajan a los empresarios; y si no, para muestra un botón...
¿Será casualidad que el presidente del Banco Santander, el señor Emilio Botín, diga que está llegando a España más dinero que nunca antes? No sé si será verdad, pues una economía ficticia acabó con todo hace unos años, y esa hecatombre económico-social sigue aprisionando nuestras vidas. Y si es necesario que el 'Jefe' económico de España diga esto para incentivar el consumo y hacer más llevadero nuestro devenir diario, pues bienvenido sea. Pero de tontos, lo justo. España, hoy por hoy, sigue sumida en el paro, en el abandono social de sus mayores y excluidos y en la corrupción y podredumbre de su clase política.
José María Hernández García