No solo resulta difícil conciliar el sueño, sino el vivir y, lo que es peor, convivir, escuchando las nauseabundas declaraciones de los que fueran responsables directos de las nacionalizadas entidades financieras Bankia y Caja Castilla-La Mancha, Blesa y Hernández Moltó, respectivamente. O las del Alcalde socialista de Sabadell, o las de Goirigolzarri, o las de Ana Botella, o las del 'médico' del Madrid Arena, el Dr. Viñals, o...
El desnudo cinismo de los poderes y de los grandes mangantes y de los buitres ha quedado tan a la vista que produce estupor y asco ver y saber que a pesar de todo, seguirán ahí. La puñalada trapera del Gobierno, de los Gobiernos, favorece de una u otra manera que se vayan de rositas...
No nos debe extrañar pues que la desconfianza de los ciudadanos crezca a ritmo vertiginoso porque han hecho un país donde la política está absolutamente desprestigiada y la corrupción totalmente instalada.
Aunque las muestras de perversión política son muchas, una más: mientras por un lado se suben las tasas judiciales, y por primera vez en la historia -al menos desde que tengo uso de razón-, la judicatura en pleno se manifiesta y moviliza en contra alegando que se conculca la tutela judicial efectiva; por otro, el correligionario del caído Garzón, el juez Andreu, deja en libertad a los principales miembros de la mayor mafia china de todos los tiempos...por un error judicial.
Y, así, va pasando el primer año de legislatura popular con un Rajoy subyugado al poder económico de Alemania que va extrudiendo recortes en todos los colectivos, literalmente, sin compasión; sobrepasando "líneas rojas" que en promesas electorales eran "intocables": pensiones, dependencia, desempleo... La lealtad tiene su fin, y el padecimiento generalizado que sufrimos la inmensa mayoría de ciudadanos, nos convierte en mártires merecedores de beatificación.
Esperemos que las palabras del poeta latino Marcial, "a Dios y al soldado todos los hombres adoran en tiempos de guerra, y sólo entonces. Pero cuando la guerra termina, y todo vuelve a su cauce, Dios es olvidado y el soldado vituperado"; se plasmen en la realidad actual, y no tengamos que esperar a más sufrimientos postrimeros.
José María Hernández García
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