Desde el año 1991 el pimentón de la Vera goza de la acreditación de la denominación de calidad, a la que se han añadido posteriormente las de origen y, como distinción internacional o máxima, la de protegida, que otorga la Unión Europea.
Todo ello, para preservar a este emblemático producto, que se diferencia de otros porque para su elaboración se emplean métodos tradicionales, como el secado a humo, que le confiere un inigualable aroma, sabor y estabilidad de color, sus tres características fundamentales. Sin embargo, hasta conseguir a este reconocimiento, se han tenido que pasar muchas vicisitudes.
Para salvaguardar la pureza del pimentón y acabar con la adulteración, en el año 1904, el Ayuntamiento de Jaraíz, «presionado por los cosecheros», señala la historiadora y cronista de la villa, Martiria Sánchez López, remitió un comunicado a los demás poblaciones veratas para evitar que se hicieran mezclas.
Actualmente, uno los procesos previos a la molienda es la eliminación de los pedúnculos. En el pasado, a veces, no sucedía así. «Se hacían mezclas de los desechos -recuerda Martiria Sánchez-, caso de los pezones, o con productos ajenos, como el aceite de oliva, para darle color y más peso».
La cruzada emprendida por el municipio para garantizar la calidad se vio recompensada en el año 1910, con la concesión del certificado de calidad. «Cada cosechero debía pagar cinco céntimos para que examinaran su cosecha y recibir el certificado, que se expedía en esta villa. Esta lucha por la calidad ha sido una constante durante estos cien largos años desde que se lograra este primer certificado, en 1910, hasta hoy. Por eso, en este centenario del primer certificado, por el que tanto se esforzaron nuestros antepasados, deseamos rendir un homenaje y reconocimiento a todos los que en la actualidad trabajan por la calidad del pimentón verato», concluye la cronista del municipio.
PEDRO DÍAZ SAMINO
Diario Hoy
No hay comentarios:
Publicar un comentario