A pesar de lo crucial del momento, sería "españolizar" si decimos que vivimos 'un momento histórico'; por eso, quizás sea más consecuente y alusivo a la situación de España, decir que atravesamos 'momentos críticos'.
No es baladí para un Gobierno decidir si acude o no a la ayuda europea, a ese flotador lanzado por el BCE, y mucho más complicado, sopesar, y vender, nuevos compromisos de ajustes de déficit que llevará consigo.
Pero si eso ya de por sí fuera poco, cuando la crisis ya se enquista, y miles y miles de familias viven situaciones penosas, y muchos ciudadanos van perdiendo la esperanza, y para cada vez más españoles el futuro parece no existir; resulta que nuestra clase política está en decadencia, según Auto del juez Pedraz. La cínica Sentencia nacida de un magistrado de la Audiencia Nacional exculpa a los que pretendiendo asaltar, literalmente, el Congreso, no lo hicieron porque la policía era culpable de estar allí para impedirlo.
Con todo esto, sinceramente, ¿pondrían los ciudadanos españoles el país en manos de los que en la calle gritan eso de "no nos representan"?
Si esto fuera poco, en este contexto surgen con fuerza pulsiones soberanistas que generan desasosiego institucional y que son merecedoras de atención por parte de la prensa internacional, que da una visión extrema del devenir de una España donde se ve a gente cogiendo comida de los contenedores.
Nos involucramos y nos dejamos llevar por acontecimientos que a la postre pasarán desapercibidos para la Historia, y olvidamos, creo que hipócritamente, que fuimos capaces de salir de una Dictadura elaborando una Transición que hoy se estudia en las mejores Universidades del mundo.
José María Hernández García
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