Los jerónimos no volverán al monasterio de Yuste. Lo confirmó ayer el prior de Santa María del Parral, el convento de Segovia al que los monjes de La Vera se trasladaron en diciembre de 2009, con idea de que fuera una ausencia temporal, que duraría lo que Patrimonio Nacional tardase en ejecutar una serie de obras en el inmueble.
Sin embargo, finalmente han decidido quedarse en tierras castellanas, junto a otros cinco hermanos con los que forman la única comunidad jerónima que existe, no solamente en España, sino en todo el mundo, ya que esta orden no ha traspasado las fronteras nacionales.
Comunidad escasa y mayor
La avanzada edad de algunos de los religiosos y su estado de salud es lo que ha propiciado en principio la decisión de quedarse en Santa María del Parral, donde encontrarían más cuidados que en Yuste, al haber más hermanos. La reagrupación, además, responde a tan reducido número de monjes. Eso por lo que respecta a las causas internas, porque el traslado tiene también un origen externo apuntado por ellos mismos en la revista religiosa 'Vida Nueva', a la que han remitido como fuente de información. Las molestias que causarían las obras se encuentran en ese origen, ya que de hecho son las que propiciaron la mudanza.
El Real Monasterio de Yuste, propiedad del Estado con gestión de Patrimonio Nacional, queda por lo tanto como destino turístico y sede de la Fundación Academia Europea de Yuste, dedicada al desarrollo de estudios, congresos y demás tareas de promoción que fomenten el acercamiento entre España y Europa.
Respecto a la posibilidad de crear un hotel en este entorno, desde Patrimonio Nacional se indicó hace un año que no es posible, al tratarse de un Bien de Interés Cultural que no puede someterse a una adaptación de este tipo porque contravendría lo dispuesto por ley.
Trabajos de mejora
Hace seis años que Patrimonio Nacional se hizo cargo de la gestión del cenobio extremeño, poniendo en marcha obras de mejora tanto en el entorno como en el interior de los inmuebles que forman parte de este paraje que el emperador Carlos V eligió para terminar sus días. Se ha trabajado tanto en los aparcamientos como en la eliminación de los murciélagos. Con ello se ha acabado con los problemas que acarreaban en los distintos edificios. Se han practicado también cambios en las cubiertas y adaptaciones en las habitaciones que ocupaban los religiosos.
Esos trabajos son los que propiciaron hace algo más de un año el traslado de los seis monjes, según ello mismos indicaron. En marzo de 2010 y ante los rumores de que pudieran no regresar a tierras extremeñas, reiteraban en un comunicado de prensa que la ausencia era temporal y que se debía al retraso en la realización de las obras de adaptación del espacio que ocupaban.
PILAR ARMERO
Diario HOY
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