No quería dejar pasar más tiempo para hacer mi
más humilde homenaje desde este rincón virtual al recientemente fallecido Manolo Escobar. Posiblemente
sea cierto lo que dijo con ocasión de esta muerte para el Telediario de la
televisión pública un interpelado joven viandante vasco: "Ya es hora de
que pasemos página cultural en España". En frío, la frase no me gustó
nada; pero reflexionando sobre la misma, es educada y veraz. Pues bien es cierto
que tras la muerte del rey del
pasodoble por antonomasia se
ha cerrado un ciclo histórico.
Él
supo encarnar como nadie la cara más buena y amable de una España finiquitada,
la que hizo canciones con su miseria y fabricó sonrisas en un entorno dramático.
Indudablemente hubo muchos otros, y quizás mejores 'profesionalmente', pero Manolo Escobar llegaba al corazón de nuestros padres
y abuelos, por su sencillez y naturalidad, y porque padeció los mismos
suplicios que muchas familias numerosas que tuvieron que emigrar a Barcelona o
Madrid para ganarse una dignidad que sus pueblos no les podían ofrecer; y que
empezaron en cualquier cosa, en una fábrica de lejías, o aprobando unas
oposiciones para cartero...
Manolo
Escobar fue,
en definitiva, la perfecta muestra del español "salao",
apuesto, humilde, con la honradez pintada en los ojos y esa alegría hermana del
valor que a veces habita en la casa del pobre que todavía conserva esperanzas.
Símbolo de un período expectante, incierto, terrible; pero en el que se andaba
con pasodoble, y no con la
marcha atrás; y del que ahora, más que nunca, deberíamos aprender, sobre todo,
los más jóvenes.
José
María Hernández García
No hay comentarios:
Publicar un comentario