MI ARTÍCULO: BÚSQUEDA EN VILLANUEVA DE LA VERA

Leo en El Periódico Extremadura de hoy sábado, 1 de noviembre, el siguiente artículo de opinión: "El pasado jueves empezó a excavarse una fosa situada en el barranco de Las Albarizas en busca de los restos de dos mujeres que fueron asesinadas en septiembre de 1936, Úrsula Sánchez Mate, que entonces tenía 56 años, y Bernarda García Hernández, de 26. Las dos eran jornaleras. Cerca de esa fosa se cree que hay otra en la que se encuentran tres cadáveres más, de Florentina Quintana Huertas, que tenía 62 años cuando murió, y de sus hijas Angela Tornero Quintana y Ana Tornero Quintana, de 26 y 25 años. Las tres también eran jornaleras. Sus familiares cuentan que las cinco fueron tiroteadas en El Tudal por notorios falangistas de Villanueva de la Vera y enterradas en las cercanías. Ahora quieren sus restos para darles la sepultura digna que no han tenido. ¿Alguien sería capaz de negarle la sepultura debida a Florentina Quintana Huertas, a sus hijas Ángela y Ana, o a Bernarda García Hernández y a Úrsula Sánchez Mate? Pues de eso tan simple se trata: de hacer justicia; de que los muertos republicanos de la Guerra Civil tengan la misma digna sepultura que el resto de los ciudadanos. No hay que buscar enfrentamientos ni disputas inútiles. Se trata de llevar, por fin, la paz a los que todavía son muertos de guerra." Ciertamente es muy doloroso pensar cómo esas cinco mujeres, muy jóvenes tres de ellas, fueron fríamente tiroteadas, seguro que en el silencio de la noche, donde los habitantes de las vecinas localidades de Madrigal y Villanueva de la Vera, dormían o velaban muchos de ellos, el peso de conciencia de saber lo que estaba ocurriendo. No resisto la tentación de imaginar la insoportable situación de estas mujeres momentos antes de saberse muertas: qué soledad la nuestra, en este paraje, sin que nadie sepa de nosotras... Y ahí están ellos, vigilándonos, para que cansadas y extenuadas, después de ser forzadas a trabajar, nos maten a tiros impunemente, y nos rematen si es necesario. Pensarían, que ya que iban de seguro a ser fusiladas, que fuera cuanto antes, y sin dolor... Es de justicia el reconocimiento a TODAS las víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura franquista, al amparo de la Ley de Amnistía de 1977, y la ampliación y actualización que conlleva la Ley de Memoria Histórica; pero no nos engañemos, el trasfondo que todos mencionan, "no hay revanchismo, no hay sed de maldad, sólo se pide justicia", no es auténticamente cierto, en el fuero interno de los familiares de los represaliados, de TODOS, tanto de un lado como de otro, a pesar de que la balanza gire peligrosamente hacia un sentido; se encuentra el sentimiento de decir en voz alta lo que estaba tácitamente sabido, y ahora, por fin, confirmado. ¿Pero para qué? Pues posiblemente, y esta es la cruel realidad, al tiempo que se dá humana sepultura y se identifican los restos ('sine qua non'), se percibe la indemnización establecida en la Ley de Memoria Histórica, unos nueve mil euros, aproximadamente. Y libres de gastos de excavaciones, exhumaciones, carísimas identificaciones genéticas, etc., que pagamos TODOS. El Gobierno de Zapatero, tira la piedra y esconde la mano: hizo y sacó adelante esta discutida Ley (que no me parece mal), pero ahora, a través de "su" fiscalía, en concreto del Fiscal Jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, exhorta al Juez Instructor del mismo Tribunal, Baltasar Garzón, el pasado 20 de octubre que ponga fin de inmediato y para siempre a la «inquisición general» que, en su opinión, el juez Garzón ha desatado contra el franquismo con el fin de esclarecer la desaparición de más de 114.000 personas. El fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, defendió la Ley de Amnistía. El Ministerio Público calificó de "absoluto disparate jurídico cuestionar la legitimidad de origen de esa norma y, lo que es peor, atribuirle el estigma de 'ley de impunidad'". Y qué casualidad, que en este punto, coinciden tanto los de un lado como los de otro. Y es que la Ley de Memoria Histórica, falla en cuestiones cruciales, pues deja al margen a miles de represaliados durante la pre y Guerra Civil por parte de milicianos republicanos y del llamado 'frente popular', en casos como, por ejemplo, y sin ánimo de exhaustividad: los miles de clérigos que fueron atrozmente torturados y asesinados, especialmente, y en aras de una mayor concreción, las monjas que fueron violadas, mutiladas a dolor vivo, fusiladas y 'enterradas' entre las paredes de los conventos, hospitales u hospicios donde realizaban su trabajo a Dios y, a los civiles. O el caso de las oscuras y tétricas 'checas' donde se torturaba hasta la muerte, los dantescos fusilamientos de Paracuellos del Jarama... No es de recibo que esta parte también afectada, no pueda ampararse en la Ley de Memoria Histórica, y sí pudo hacerlo, en la Ley de Amnistía de 1977. Esto muy posiblemente sea la explicación. José María Hernández García