La villa de Cuacos de Yuste se independizó en el año 1813 del Señorío de Plasencia, constituyendo en la actualidad una muestra viva del típico estilo de caserío verato. De este hito histórico dá cuenta la Picota que se inauguró hace unos años en las inmediaciones de la Ermita de Santa Ana y al margen derecho del camino de la Ruta del Emperador, a la entrada de Cuacos por la Iglesia.
El rico entorno natural que rodea la localidad es uno de sus puntos fuertes, y fue por eso que el Emperador Carlos I de España y V de Alemania escogió sus alrededores (el Monasterio de Yuste) como lugar donde descansar y retirarse una vez hubo abdicado en su hijo Felipe II. De hecho, Cuacos de Yuste ha sido declarado Conjunto Histórico-Artístico.
Existe una leyenda histórica sobre Cuacos de Yuste relacionada con el Emperador y con su hijo bastardo: según dicen, un niño llamado “Jeromín” viaja a Yuste de la mano de sus tutores para ver al Emperador Carlos V que reina en España. Descubre que sólo es un anciano y siente compasión por él. La muerte del emperador acaece al poco tiempo y la tutora del niño se reprime en contar que él es hijo del rey. Estamos hablando de D. Juan de Austria, general y almirante que al mando de la flota de su hermanastro el rey Felipe II y de las naves venecianas, papales y genovesas, consiguió el gran triunfo en la batalla de Lepanto contra los turcos.
El centro, que data de la Edad Media, goza de un gran interés turístico debido al magnífico estado en que se ha conservado durante todos estos siglos. Sus construcciones típicas están hechas de piedra, barro y madera. Podrán disfrutar de sorprendentes ejemplos de arquitectura popular, fuentes y plazas, como:
El rico entorno natural que rodea la localidad es uno de sus puntos fuertes, y fue por eso que el Emperador Carlos I de España y V de Alemania escogió sus alrededores (el Monasterio de Yuste) como lugar donde descansar y retirarse una vez hubo abdicado en su hijo Felipe II. De hecho, Cuacos de Yuste ha sido declarado Conjunto Histórico-Artístico.
Existe una leyenda histórica sobre Cuacos de Yuste relacionada con el Emperador y con su hijo bastardo: según dicen, un niño llamado “Jeromín” viaja a Yuste de la mano de sus tutores para ver al Emperador Carlos V que reina en España. Descubre que sólo es un anciano y siente compasión por él. La muerte del emperador acaece al poco tiempo y la tutora del niño se reprime en contar que él es hijo del rey. Estamos hablando de D. Juan de Austria, general y almirante que al mando de la flota de su hermanastro el rey Felipe II y de las naves venecianas, papales y genovesas, consiguió el gran triunfo en la batalla de Lepanto contra los turcos.
El centro, que data de la Edad Media, goza de un gran interés turístico debido al magnífico estado en que se ha conservado durante todos estos siglos. Sus construcciones típicas están hechas de piedra, barro y madera. Podrán disfrutar de sorprendentes ejemplos de arquitectura popular, fuentes y plazas, como:
La Plaza Mayor o Plaza de España, con sus soportales y su fuente circular en el medio, de la que brotan cuatro caños.
La plaza y la fuente de "Los Chorros", rodeadas por casas típicas decoradas con geranios. También se encuentran en este bello rincón, y por todo el Conjunto Histórico-Artístico de la localidad, multitud de ejemplos de casas solariegas.
La Plaza Vieja o Plaza de Juan de Austria, donde se encuentra la casa en la que vivió el pequeño “Jeromín”, que llegaría a ser D. Juan de Austria, hijo del Emperador y de Doña Bárbara Bloomberg. Se trata de un edificio rehabilitado en el que está la sede de la Mancomunidad Intermunicipal de La Vera.
La típica arquitectura verata se encuentra perfectamente visible en esta magnífica plaza porticada, con fachadas vistas de adobe junto con intrincados entramados de madera, algunas veces enfoscadas y pintadas de cal o de característicos colores: añiles, ocres, etc. Los techos de los soportales eran aprovechados para el secado de los productos agrícolas: pimientos en ristras, tabaco, etc.
Cabe también mencionar la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que data del siglo XVI. Cuenta con cuatro altares además del altar mayor, el baptisterio y la sacristía. El retablo mayor es neoclásico y de madera policromada. Tiene, además, dos retablos gemelos de estilo rococó. Junto al coro se encuentra el órgano, del siglo XVI y realizado en Amberes, se trajo a la Iglesia desde el Monasterio de Yuste; es de estilo rococó neoclásico y con capitel corintio. Destaca también la imagen de Santa Catalina (de estilo rococó) y la de San Gil, por la historia que encierra.
Este santo fue objeto de gran veneración en otro tiempo, no sólo por los habitantes de Cuacos, sino también por los de Aldeanueva. Existen varias versiones sobre el pleito que mantienen ambas poblaciones en cuanto a la posesión de San Gil. Sin embargo, según los datos que existen en un documento del archivo parroquial, sucedió que los vecinos de Aldeanueva carecían de tierras más allá de sus dos gargantas (la de San Gregorio y la de los Guachos), y por eso a finales del siglo XVI el Concejo de Cuacos decidió concederle a modo de “ensancha” unos terrenos que se extendían sobre una “villa romana”.
A partir de entonces, en la fiesta de San Gil acudía el Concejo de Aldeanueva, pero quien oficiaba la misa era el párroco de Cuacos, ya que, aunque en la jurisdicción civil el terreno pertenecía a Aldeanueva, en lo religioso siempre perteneció a Cuacos.
Es obligada la visita al Real Monasterio de Yuste. El origen del monasterio se remonta a la llegada, en 1402, de dos ermitaños a estas tierras, a los cuales un labrador de Cuacos, Sancho Martín, les hace donación de unos terrenos donde hoy se encuentra el Monasterio. Entonces eran llamados “Los Hermanos de la Pobre Vida”. Se unieron otros varones y en 1409 se convierten en monjes jerónimos. Son admitidos en la Orden en 1415, año en que comienzan las obras del Monasterio.
El Emperador escogió este lugar por el mismo motivo que los ermitaños, por su quietud y por la belleza del paisaje. Encargó a su hijo, el futuro rey Felipe II, que fuera a Yuste. Lo hace el 24 de mayo de 1554 junto con el general de los jerónimos y el arquitecto Luis de Vega y determinan construir un “palacio” con cuatro habitaciones y un pasillo… Para el monarca más poderoso de la cristiandad.
El 4 de noviembre sale de Valladolid camino de Yuste. Es su último viaje. Pasa el puerto de Tornavacas subido en una silla de manos, el Emperador sufría la enfermedad de la gota. El 12 de noviembre llega al Castillo de su amigo el Conde de Oropesa (hoy es el Parador de Turismo Carlos V) en Jarandilla de la Vera. Cansado de esperar la terminación de las obras se instala en él el 3 de febrero de 1557 y muere el 21 de septiembre de 1558.
La vida en el Monasterio siguió hasta que en la Guerra de la Independencia contra los franceses, éstos lo incendian. La desamortización de Mendizábal expulsa a los monjes. El Monasterio se convierte en una ruina. Lo compran los Marqueses de Mirabel e intentan reconstruirlo en 1898. Pero es a la terminación de la Guerra Civil española cuando comienza la restauración que se termina en el año 1958. Los jerónimos vuelven después de 100 años al mismo sitio.
El Monasterio de Yuste consta de la zona conventual con dos bellos claustros: el gótico del siglo XV y el plateresco. La Iglesia, adosada al claustro gótico, es de grandes dimensiones, con un bellísimo coro y un retablo en el altar mayor. El pintor y arquitecto Antonio de Segura ejecutó el conjunto entre los años 1580 y 1584. Desde el dormitorio del Emperador en el Palacio se puede ver el altar mayor.
El palacio tiene una amplia terraza desde la cual se divisa una amplia panorámica de las vegas del Tiétar y el Tajo. Consta de dos plantas con cuatro piezas por planta y un pasillo central.
Fuera del recinto histórico de la ciudad y muy próximo al monasterio de Yuste se encuentra el llamado Cementerio Alemán. Lugar dónde fueron trasladados los restos mortales de los combatientes alemanes de la Primera y Segunda Guerras Mundiales que llegaron a las costas y tierras españolas debido a naufragios o al derribo de sus aviones.
Otros edificios y construcciones de interés son: la Cruz Verde, la Ermita de la Soledad y la de Santa Ana, el paraje de Las Ollas, el Aula de la Naturaleza “Valfrío”, los restos de la Ermita de San Salvador, etc...
José María Hernández García
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